lunes, 10 de agosto de 2020

Te

Quiero despertarme los días sin el peso de la existencia, prender la hornalla poner el agua, no tener que andar maquinando las mil responsabilidades laborales, sacar la taza y ponerle un saquito cortar el jengibre y no pregúntarme si la gente me quiere. Sentarme y mirar fijamente las plantas mientras lentamente le doy sorbidos al te lo suficientemente grandes para que le den calorcito a mí cuerpo pero lo suficientemente chiquitos para no quemarme la lengua. Y esa precisa medición me hace olvidar por un momento que el mundo afuera está prendido fuego.
Después cai en la cuenta con lo que escribí. La vida es una canción de María Elena Walsh.
Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no sé ve, yo no sé porque.
De repente pensé en la canción como que todos tenemos que tomar el té, la tetera es de porcelana por lo que frágil pero nadie la ve como los sentimientos. Después habla de la leche que tiene frío  y así arranca una serie de hechos feos y desafortunados a lo que siempre responde yo no sé porque.
Y lo identifique a esa sensación de lo que busco de tomar el té tranquilo con el mundo que se prende fuego y yo no sé porque.
O por ahí si pero peor aún no puedo hacer nada.

Medianoche

Perros. Otra vez distantes se escuchaban, cual jauria en caceria aullaban a una luna inexistente y resonaban en los pasillos de un hogar que...