lunes, 13 de septiembre de 2021

Medianoche

Perros. Otra vez distantes se escuchaban, cual jauria en caceria aullaban a una luna inexistente y resonaban en los pasillos de un hogar que otrora repleto de gente ahora vacio, con solo mi existencia como habitante. De dia se hacia mas llevadero, la luz entraba por las ventanas altas junto a la suave brisa primaveral, pero en las noches cuando el sol se ocultaba y los resabios del invierno aun se hacian notar, era siempre la misma historia, imposible conciliar el sueno, mas esa noche de luna nueva. 
        Como de rutina casi, al no conciliar el sueno, me levanto y empiezo a caminar. Paso por el bano donde una sombra en el espejo me recibe, mi reflejo, una imagen diluida de mi persona, claramente los anios no me habian sentado bien. Sigo por el pasillo donde tal era el silencio que hasta engullia el ruido de mi caminar, cruzo por el cuarto de Ofelia, que se habia decidido conservar todo cual lo habia dejado antes de partir hacia el mar y dejar esta vida mucho antes de lo previsto, quizas algun dia iba a tomar el coraje para desmantelar ese monumento a las intempestades de la vida y el oceano.
 Despues de unos momentos de pensar en ella vuelvo a mi y sigo, me atrae el ruido de la heladera siempre presente donde me dirijo fielmente a hacer el ritual de abrir la heladera mirarla con la mente en blanco y volver a cerrarla, nunca se porque si hambre no tengo, pero es el habito, como voy a conciliar el sueno si no lo hago me digo a mi mismo al tiempo que una mueca de risa se me forma en mi rostro.  
 Miro por la ventana de la cocina, veo formarse las olas para despues chocar fervorosamente contra las rocas, cuantos hombres buenos y malos, avaros y generosos, habran perdido sus vidas en este lugar, me pregunto. Sin llegar a contestarme los perros aullan de vuelta, esta vez ay un tono de felicidad en su ladrar, seguro consiguieron una presa con la que alimentarse, bien por ellos que encuentran la felicidad con algo tan simple como un estomago lleno, quisiera que fuera mi caso pero hace tiempo que no logro volver a sentir alegria, que digo alegria hace tiempo no siento nada y tampoco es que ya lo intente, tengo cosas mas importantes que atender.
 Vuelvo lentamente por donde vine, retrayendome de este ritual inservible que cada noche ocurre y no puedo evitar, me acuesto y sigo pensando, intentando por fin encontrar la manera de despues de tantos anios resolver eso que me aqueja, pero imposible, ni siquiera puedo recordar ya muy bien que es lo que me ata todas las noches a este lugar. Ofelia? Los perros? El mar? no se, quizas seguire asi para siempre, sin recordar, sin resolver. Nada mas que un fantasma atado a esta vida terrenal sin mas que transitar por los espacios de su casa por toda una eternidad.

Medianoche

Perros. Otra vez distantes se escuchaban, cual jauria en caceria aullaban a una luna inexistente y resonaban en los pasillos de un hogar que...